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viernes, 25 de septiembre de 2009

Iratxo conjuga bulerías y compromiso

*De Las Cosas de Antoine

Esta noche Juanma “Iratxo” estaba anunciado en los carteles del BCN8 junto a Elia Velo. Much@s ardíamos en deseos de ver a Elia subida en el escenario más de 5 minutos. Pero al final, por culpa de Zara, Iratxo se ha quedado sólo con sus 100 canciones y un nutrido público que le aprecia, así que bien mirado estaba en buena compañía. Iratxo engaña en su mirada y actitud. Si no le conoces, si no sabes el pedazo de cantante y luchador que alberga, te daría miedo esa mirada profunda que se clava hasta lo más hondo al acercarse. Pero todo puede cambiar con una guitarra en la mano. Y la de Iratxo, con forma mitad acustica mitad eléctrica, es una centella que no espera al trueno, como su voz de aire andaluz…

Iratxo tiene banda, y de hecho el próximo día 7 de noviembre presenta junto a ella su nuevo disco en la Sala Caracol, pero se apaña mejor que bien a solas. Entre canción y canción habla, bromea, espera y piensa. Mide cada detalle del concierto para tomar nota. Calma los nervios enlazando un pitillo con otro y busca a ambos lados, como tratando de hallar la aprobación de su Marian, su Alejandro Martínez, su Anita Sinova o su Antoine, porque él no lo sabe, pero Antoine es ya “su Antoine”…

Hablo de lo que rodea a Iratxo porque es exactamente igual que su música, que en definitiva es por lo que nos juntamos con él. Pocos tipos son capaces de conjugar de una manera tan natural la guitarra desenfrenada a lo “andalú”, la bulería resquebrajada que se adorna y el compromiso en las comas. De hecho, sucede que en sus arranques, entran ganas de tocar palmas o el pie se desborda y ello camufla la enorme profundidad que hay en sus acordes, que son ágiles y vibrantes. Y que en su cejilla encuentran un refugio en que albergarse felices…

Obviamente Iratxo no ha inventado el estilo “bulería comprometida de cantautor”. Su Maestro hoy por hoy es Carlos Chaouen y hay otros capaces de recogerla. Pero Iratxo es un alumno aplicado en el proceso. Y sobre todo diferente, completamente diferente a la hora de hacerlo, que es donde reside su mérito. Si lo escuchas y te gusta, Iratxo ya nunca más será uno de tus discos amontonados, porque de vez en cuando hará falta engancharlos para acordarse de los amores de una noche, de la policía que persigue a músicos y poetas en la calle o del aire que envuelve a los aspirantes a galán como él, que lo es y mucho, aunque no sé si lo sabe…

Iratxo, como algunos otros, quiere a su hermano y lo admira. E incluso esta noche le ha dedicado una canción. Pero lucha y no tendrá más remedio que seguir haciéndolo contra los fantasmas de “ser el hermano de…”, que son enormes, sobre todo si tu hermano se llama Paco Cifuentes y es el mejor poeta vestido de cantautor. De momento, noches como esta, en que ha tenido su público feliz y en que ha logrado que cierta frialdad se transformara en palmas y coros, colaboran en el empeño.

…Aunque la música de Iratxo, insisto, necesita ser descubierta y paladeada con las letras en la mano. No vale sólo con quedarse en las palmitas y el aparente golpe rociero de las cuerdas. Hay mucho más, se ofrece con contundencia y envuelve las virtudes de un tipo decidido a ganarse la vida con esa fórmula nada fácil. “Iratxo es sorprendente”, dice la Noe cantabrona, que seguramente lleve razón. Aunque también es valiente, divertido y cordial. Justo lo contrario de lo que insinúan sus ojos. Justo lo necesario para, añadido al latido de su propuesta, alcanzar la delicada lisargia de los paladares enraizados…

Con el permiso de la autoridad, os dejo una muestra de lo que Iratxo es capaz de ofrecer en una noche de perezoso otoño...

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